Hoy conmemoramos el Día Mundial de la Evolución, un recordatorio del increíble proceso de cambio y adaptación que ha permitido a los seres vivos prosperar a lo largo del tiempo.

En este contexto, la agricultura es uno de los ejemplos más claros y cercanos de cómo la evolución —biológica, tecnológica y cultural— ha transformado nuestra forma de producir alimentos y relacionarnos con la tierra.

Desde la domesticación de las primeras semillas hasta el uso de la inteligencia artificial, sensores y visión por computadora, la agricultura ha evolucionado para responder a nuevos desafíos: cambio climático, eficiencia productiva, sostenibilidad y bienestar de las comunidades rurales.

Hoy celebramos la capacidad humana de innovar, adaptarse y mejorar, aprendiendo de la naturaleza y avanzando hacia sistemas agrícolas más resilientes, inteligentes y sostenibles.

La evolución continúa… y juntos podemos seguir cultivando un futuro mejor.